lunes, 20 de enero de 2014

Jesucristo: El Dios de este mundo

Los judíos del tiempo de Jesucristo se sentían confusos
con respecto a la identidad de su Dios porque
durante el período del Antiguo Testamento habían
apostatado y ya no comprendían sus propias
E scrituras. Es el mismo problema que tiene la mayoría
de los cristianos en la actualidad. El misterio que
rodea la naturaleza del Dios del Antiguo Testamento
se desprende, en ambos casos, de la desobediencia
de los hombres y de la pérdida de muchas cosas claras
y preciosas que fueron sacadas de las Escrituras.

 Por el contrario, Jesús dijo "que la vida eterna consistía
en conocer completamente al Padre y al Hijo"
(Juan 17:3). En resumidas cuentas, las personas
pueden conocer al verdadero Dios por medio de
las experiencias que los capacitan para ser como El;
de esa forma pueden entenderlo y conocerlo (1 Juan 2:3; 3: 1-2).


Cuando vino Jesucristo a este mundo, los judíos
ya habían perdido el concepto de que los tres integrantes
de la Trinidad eran personajes distintos
el uno del otro. Ya no entendían que Jehová, el que
les había dado la ley de Moisés, vendría al mundo
para redimir a la humanidad, aunque los profetas habían
enseñado este concepto con mucha claridad (1 Corintios 10:4. Isaías 41:14; 44:6).

Anhelaban que viniera el prometido Mesías a salvarlos
del dominio de Roma. Su religión era monoteísta, y
no creían en el Hijo de Dios; sin embargo, se le
dijo a Zacarías, el padre de Juan el Bautista, que Juan
prepararía "al Señor (o sea, a Jehová) un pueblo
bien dispuesto" (Lucas 1:17; Mira también el versículo 16). 

Los ángeles también anunciaron a los
pastores aquella primera noche de Navidad: "Os ha
nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador,
que es CRISTO el Señor (en hebreo: que es el Mesías,
Jesucristo)" (Lucas 2:11).


La importancia que tiene el conocer la identidad del Dios del Antiguo Testamento
Muchas personas, incluyendo numerosos eruditos
en materia de la Biblia, han sacado en conclusión
que el Dios que se describe en el Antiguo Testamento
era el producto de las supersticiones y creencias
primitivas de un pueblo con estas mismas características. 

Llegaron a esta conclusión porque hay cosas
en el Antiguo Testamento que parecen contradecir el
concepto que ellos tienen del Dios del Nuevo Testamento. 

Sin embargo, es de muchísima importancia
saber que Jehová en el Antiguo Testamento era Jesucristo
en su estado preexistente, no sólo para poder
comprender correctamente el Nuevo y el Antiguo
Testamento, sino también para poder comprender la
naturaleza y los objetivos de Dios y para comprender
la relación que existe entre los hombres y cada
uno de los miembros de la Trinidad.


Por ejemplo, la misma persona que dijo: "Amad a
vuestros enemigos" (Mateo 5:44) les dijo a los israelitas,
refiriéndose a los cananeos que habitaban la
tierra prometida: "Ninguna persona dejarás con
vida, sino que los destruirás completamente" (Deuteronomio20:16-17). 

El mismo Jesucristo que dijo
que perdonáramos "setenta veces siete" (Mateo 18:22)
exterminó por completo a los habitantes de la tierra,
con excepción de ocho personas (Génesis 7-8).
Por otra parte, Jesucristo en el Nuevo Testamento
dice que al que no perdonara de todo corazón las

ofensas de sus hermanos, se le entregaría" A los verdugos,
hasta que pagase todo lo que debía" (Mateo 18:34-35); 

y Jehová en el Antiguo Testamento dice en
contraste: "Si vuestros pecados fueren como la
grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren
rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana" (Isaías 1:18).


Y el Cristo descrito en el Apocalipsis, que tenía
una hoz aguda en la mano, listo para cortar las uvas
y echarlas en el gran lagar de la ira de Dios (Apocalipsis 14:14, 20), 

es el mismo Dios del Antiguo Testamento que le decía a Miqueas 
"Qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia,
y humillarte ante tu Dios" (Miqueas 6:8).
No hay ninguna contradicción en la personalidad
de Dios; El es siempre amoroso y misericordioso,
pero también es justo y no considera el pecado con
el más mínimo grado de tolerancia.


El Dios del Antiguo Testamento
es el mismo que se encuentra en las demás Escrituras,
y no existe una contradicción real entre la
manera en que todas ellas lo describen. El Antiguo
Testamento amplía el entendimiento acerca de
Dios y de su forma de relacionarse con sus hijos, be ndiciéndolos
cuando reciben sus enseñanzas y lo
obedecen, o castigándolos cuando se rebelan y pervierten.
Para conocer mejor a Cristo, es necesario
estudiar el Antiguo Testamento, porque el estudiarlo
en su papel de Jehová nos permite conocer otros
aspectos de su personalidad. Jesucristo es tanto el
Dios del Antiguo Testamento como nuestro Dios
en la actualidad. Si recordamos constantemente este
concepto, podremos llegar a comprender el Antiguo
Testamento y la personalidad de Dios.














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