lunes, 20 de enero de 2014

Génesis 4:3. ¿Qué se sabe de Abel además de lo que dice este pasaje de escritura?

Vemos en Génesis 4:4 que Abel trajo las primicias
del rebaño y de su grosura, y que el Señor miró
con agrado a Abel y su ofrenda. Además: 'Por la fe
Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín,
por lo cual alcanzó testimonio de que era justo,
dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto,
aún habla por ella'. (Hebreos 11:4.) Porque magnificó
el sacerdocio que le fue conferido, y murió hombre
justo. Por consiguiente, ha llegado a ser un ángel
de Dios, porque ha recibido su cuerpo de los
muertos, y aún tiene las llaves de su dispensación;
y fue enviado de los cielos para administrar palabras
de consuelo a Pablo y darle el conocimiento de los
misterios de la divinidad.
"De no ser  así el caso, quisiera preguntar, ¿cómo
es que Pablo sabía tanto acerca de Abel y por qué
hace mención de que habló después de muerto?
De manera que para haber hablado después de
muerto, debe haber sido enviado de los cielos para
ejercer su ministerio.

 Génesis 4:4-8. Pero Dios no aceptó a Caín ni su ofrenda

 Por la fe en esta expiación o plan de redención,
Abel ofreció a Dios un sacrificio aceptable de las
primicias del rebaño. Caín ofreció del fruto de la tierra,
y no fue aceptado porque no pudo hacerlo con
fe; no pudo haber tenido fe, o mejor dicho, no podía
ejercer una fe que se opusiera al plan celestial. 

La expiación a favor del hombre debe ser el derramamiento
de la sangre del Unigénito, porque así lo
disponía el plan de redención; y sin el derramamiento
de sangre no hay remisión; y en vista de que se
instituyó el sacrificio como tipo o modelo mediante el
cual el hombre habría de discernir el gran Sacrificio
que Dios había preparado, era imposible ejercer la fe
en un sacrificio contrario, porque la redención no
se logró de esa manera, ni se instituyó el poder de la
expiación según ese orden. Por consiguiente, Caín
no pudo haber tenido fe, y lo que no se hace por la fe
es pecado. Pero Abel ofreció un sacrificio aceptable mediante el cual 

recibió testimonio de que era justo, y Dios mismo le testificó de sus dones. 
Ciertamente, por verter la sangre de un animal nadie se beneficiaría,
a menos que se hiciese para imitar, o como
tipo o explicación de lo que se iba a ofrecer por medio
del don de Dios mismo; y esto debería hacerse mirando
hacia lo porvenir, con fe en el poder de ese
gran Sacrificio para la remisión de los pecados.

Aun después de esa ofrenda inaceptable, el Señor
no rechazó a Caín, sino que le previno que andaba
por un camino peligroso. Después de rechazar
el consejo de Dios, Caín se rebeló completamente.


Génesis 4:9. "¿Soy yo el guarda de mi hermano?"
A veces se cita este pasaje de escritura como prueba
de que todos tenemos la responsabilidad de cuidar
a nuestros semejantes y de amarlos. No existe la menor
duda de que así es y las Escrituras lo corroboran,
pero ¿es eso lo que implicó Caín? Con una hipocresía
característica de Satanás, la pregunta de
Caín le dio un doble sentido al verdadero principio.
Con excepción de la custodia que le otorga la ley a
ciertas personas sobre los hijos pequeños, nadie tiene
el derecho de ser un guardia de sus semejantes,
hasta el punto de dominarlos o controlar su vida. Sin
embargo, el que Caín implicara que a él no tenía
por qué importarle lo que le pasaba a su hermano,
era burlarse de los principios del evangelio que enseñan
el interés y el amor por nuestros semejantes.


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