La tierra, después de haber sido formada y organizada,
por supuesto, no "estaba desordenada y vacía";
interpretado del hebreo,en el momento en que comienza la descripción de la preparación
de la tierra para hacerla habitable, ésta estaba
envuelta en agua, y sobre ella el Espíritu de Dios
se movía. (La palabra 'movía' fue traducida de una
palabra del hebreo que describe lo que hacen las aves
cuando incuban y protegen los huevos en el nido.)
"La fuerza creativa aquí llamada el "Espíritu de
Dios" podría ser la misma que a veces se llama "la
luz de Cristo".
Y es la que actúa sobre los elementos dándoles forma y preparándolos.
Que el Hijo era el administrador de dicha fuerza, bajo la dirección del Padre, también es evidente en los siguientes pasajes
de las Escrituras: (Juan 1:1-4 y Hebreos 1:1-2).
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